miércoles, 17 de octubre de 2012

Un ladrillo caliente



   "Póngale usted un ladrillo caliente..." Fueron sus primeras palabras, desde la ventana de la clínica de D. Fermín Palma, del propio D. Fermín: un médico de la época del blanco y negro, en la España de frío invierno y caspa por doquier: ¡Que un (buen) médico, está para salvar las almas de los que no van a su consulta a deshoras, ni caminando... ! ¡Sólo aquellos buenos españoles que se desplazan en automóvil y no tienen la osadía de caerse de un olivo por estar trabajando! Mucho menos, si es una urgencia bien entrada la tarde. ¿A quién se le ocurre estar trabajando tan tarde, y tan lejos de la ciudad...? Los españolitos de bien, no tendrían la osadía de enfermar un día festivo, ni molestar al médico que en ese momento debería estar descansando: aunque éste, esté en la consulta de urgencias.

   ¡Qué mal hicieron su trabajo los dioses, con lo  fácil que habría sido "colorear" el código genético  de una forma visible por fuera... ! De rojo a unos, y de azul a otros: así sabríamos cada uno por que acerado caminar, y si se puede o no, molestar.

   ¿Y si no encontramos un ladrillo...? Preguntó mi abuela. ¡Una teja, una teja también vale... ! Contestó malhumorado el tal D. Fermín, cerrando la ventana para marcharse a sus quehaceres nocturnos: sus últimas palabras. 

   A día de hoy, en la España que camina hacia el "ladrillo caliente", la clínica se ha convertido en una residencia para ancianos; privada, eso sí: ¡Como dios manda! No vaya a ser que presente de madrugada algún despistado, que llegado desde tan lejos, aún crea que el tal D. Fermín, vive aún, esperando en la ventana repasando su guión: "Póngale usted un ladrillo caliente...", "Póngale usted un ladrillo caliente..."
    Siempre que ando cerca del lugar, miro hacia las ventanas y creo adivinar una figura de corte oscuro, cual espectro en su ventana con esos hilillos de voz ahogados que se escuchan entremezclados con el estridente sonido de la ciudad, y donde destacan aquellos: "Un ladrillo caliente... póngale usted un ladrillo caliente..."

 

   

martes, 21 de agosto de 2012

Santo y Seña


  Mi Sueño
  (…) Aparezco en una sala enorme, totalmente vacía, despejada, donde observo a alguien sentado en una silla y maniatado. Muy cerca de él, alguien le increpa y amenaza.
   De pronto surge una pregunta dirigida al rehén - ¡Santo y seña…! (Pregunta la figura que veo a contraluz, y no distingo bien quién es). El rehén no sabe qué contestar y queda envuelto en la duda, tal vez pensando que no tiene tiempo… Antes de que pueda soltar palabra alguna, la negra figura efectúa un rápido movimiento blandiendo un cuchillo de gran tamaño, y seccionando  la yugular del sorprendido rehén.
   Soy capaz de escuchar en el vacío silencio de la sala, y con asombrosa claridad, el sonido del cuchillo en su sección, y el brote a borbotones de la sangre.
   Soy consciente de que se trata de un sueño, no tengo miedo alguno. Estoy inmerso en el sueño y capaz de controlarlo.

   Se me ocurre entonces pensar en la respuesta, y estoy seguro de haber dado con ella. Intuyo que el “Santo y seña”, lo conozco; lo sé…  Me digo a mí mismo de forma interior, que en un caso similar, actuaría con la rapidez y seguridad que te ofrece la absoluta certeza del momento;  sin dudarlo. Que la respuesta está en la pregunta misma: la respuesta, es la misma pregunta. Y no es otra que ese “Santo y seña”.
    En el sueño, compruebo con todo lujo de detalles, que los tres personajes que aparecen en escena, soy yo mismo.

    Mi Realidad
   Así es el mundo que nos rodea. Todos somos esos tres personajes, y estamos rodeados de “Santos y señas”. No conocemos la respuesta, más esta está en la pregunta. Como los problemas que acechan, que nos atenazan… el problema de cualquier gobierno, éste se halla en el mismo gobierno. El cazador y su presa; el problema es olvidar la contraseña y disparar en sentido contrario; o dispararse a sí mismo. El santo y seña, está en la escopeta, en  la pregunta, en el disparo… en la presa que no es otra que el mismo cazador. El leader de una Secta religiosa: desde su elevada vista, producto de esa levitación que aparece como un subproducto de falsa levitación: la mirada, las miradas sostienen esa levitación, pero el problema es que esta levitación no existe porque la contraseña la desconocemos… mas yo me sé ese santo y seña y no es otro que la misma levitación: tal vez  en el momento en que acertemos, en ese justo momento y no en otro, todo se termine, todo se acabe: brotará entonces la sangre a borbotones y no tendremos miedo, pero comprobaremos con inusitada sorpresa, que todos levitamos, que todos sangramos y todos somos leaders, cazadores, políticos... y allá donde pongamos la mirada, se irán empañando las imágenes con nuestra propia sangre. Todos somos los personajes del mismo sueño.

    
    Sueño y Realidad... o siempre llegamos tarde
   El santo y seña del sueño, de la realidad o del futuro más inmediato, es el mismo. Siempre ha sido el mismo. Tal vez te salve, tal vez nos salve... Pero, ¿de qué...?



domingo, 3 de junio de 2012

Cuando el donut se olvidava de mí





   Fueron 5800 madrugones. Las mismas veces (madrugón arriba, madrugón abajo), que sonó el despertador durante esos más de dieciocho años al servicio de la sociedad, para no dejarme el donut atrás. Durante esos miles de madrugones, siempre a las cinco de la mañana, y de lunes a sábado, nunca, nunca jamás falté a mi cita diaria incluyendo los días en que uno, no siempre está al "completo" consigo mismo, ya bien sea por resfriado común, gripe con fiebres altas o hemorroides... digo, que ni un sólo día falté a mi cita. Y eso que habría que añadir algún madrugón más a la cuenta, debido a despistes varios, como por ejemplo, acudir algún domingo (por no haber desconectado el despertador la noche anterior) donde me encontraba en la nave más solo que la luna... algún día festivo no previsto en mis cálculos (igualmente sin desconectar el despertador) o las veces que acudía una hora antes, y al estar la nave cerrada y escasa de personal (sólo yo solo...), no sabía si dormirme en el auto, abrazar de nuevo la almohada en la casa, o asaltar la nave e inflarme a donuts...

   No faltaron los recuerdos de aquel anuncio (antes se decía así, no como ahora que se le dice "spot publicitario"... más moderno, pero falto de la ternura de los de antes), donde mi furgoneta se dirige a uno de los pueblos cercanos a la capital, y me acordaba entonces que ese día, no tocaba allí sino en el otro pueblo que estaba justo en la dirección contraria. O donde visitaba el mismo pueblo dos días seguidos, dejando al pueblo que le tocaba en el orden establecido, con los tenderos esperando en la puerta a ver si me veían aparecer. Entonces me decía: "¡Anda los donuts... !¡Anda otro día que se queda fulano sin donuts...!

    Los clientes que ponían todo tipo de caras, tal vez pensando lo rápido que había pasado el día, y ya era el siguiente, cuando al verme entrar por la puerta (dos veces el mismo día) se preguntaban qué estaría sucediendo, qué situación se había dado, para que yo entrase de nuevo con mi libreta anotando el número de cajas de donuts u otros pasteles, que les intentaba vender de nuevo. Sin saberlo, descubrían esa amplísima posibilidad, de la que tanto habla el científico, cuando se refiere a la teoría de cuerdas...

   Continuará...



miércoles, 9 de mayo de 2012

Conversaciones con mi gato


Me levanté temprano y Teo, me siguió los pasos dando un salto de los pies de la cama. Cuando terminé de asearme, encontré a Teo aseándose igualmente, pero sin jabón ni toalla. Le miré fijamente, y creí recibir una comunicación  telepática, donde me invitaba a sentarme junto a él mientras desayunaba, e invadirme con una serie de interrogantes a cerca de la vida o la existencia de las cosas. Últimamente, lo había encontrado un tanto extraño pues sus movimientos y miradas cuasi de una persona se tratase, indicaban que Teo, no era un gato cualquiera.

  Sentado en mi sillón favorito, me dispuse a engullir el desayuno con avidez, tratando de despistar a Teo, con la intención de que olvidase su pretensión de interrogarme. Me di tanta prisa  que no desayuné; para atajar en mi cometido, no duré ni un segundo con mi trasero pegado al cojín. Por suerte, Teo se encontraba en su cubo de arena, pensativo, evacuando, al tiempo que elaboraba el listado de preguntas con las que torpedear mi cada vez más, inseguro equilibrio.

   Cuando no tuve escapatoria posible (me cogió sentado en el trono), me dijo con voz interior firme: ¿estás preparado?

   ...Continuará.
















Dibujos que ilustraban mis antiguas agendas, desde los años 80, hasta finales de los 90.











miércoles, 25 de abril de 2012

El flautista de Hamelín, en nuestros días




   Recientemente, Pablo tuvo que aprenderse de memoria el cuento "El flautista de Hamelín", para contarlo en clase a sus compañeros y padres expectantes. Hubo más cuentos clásicos, interpretados por compañeros suyos, pero mi percepción particular del significado de cada clásico, se ajusta a otros problemas del sufrido ser único e independiente, como es  (por ahora...) el hombre.
   Debido a la duración de cada fábula (demasiado extensa), y por la gran  variedad, he preferido subir sólo el vídeo de la actuación de Pablo. 

   Este cuento me ha recordado algo que me atormenta, y cual revelación, creo haber encontrado una solución a esta pesadilla llamada Crisis, o lo que es lo mismo,"Demogracia":  ya que todo lo que acontece, sucede en el mismo instante en que sucede, y no hay otra, pues pasado, presente y futuro no es más que una persistencia ilusoria que el ser humano, denomina "tiempo" (los animales pastan, aletean o rumian ajenos a este concepto...), y donde nos engañamos constantemente pensando que mañana será todo mejor (por aquello de que arriba el futuro, mejor sin duda que el pasado...), digo yo, que me ha recordado entonces que ese pobre flautista, podría aparecer más pronto que tarde (¡En esa red, en la teoría de cuerdas... tal vez esté sucediendo ya...!), y con un juego malabar de su arte musical, interpretarse tal melodía que se llevase a los ratones bien lejos, al bosque como dice Pablo, pero a los ratones  que van disfrazados con chaqueta y corbata, o alzacuellos (aquel que adorna al incólume padre), que vociferan desde una peana, pedestal o altar, y convence a todo el mundo que ni pasta, ni aletea, ni rumia... eso que yo encuentro como una mentira, y donde tal vez, rechace ser pieza fácil, sufra una alteración a nivel sugestivo y me deje llevar por el arte prestidigitador con que se mueve el fulano, desde un lugar algo más alto y seguro  que el resto: ofrezco treinta monedas como si un Alcalde fuese; aunque pensándolo mejor, prefiero ser yo ese flautista. Ahora sólo  queda memorizarme la partitura correcta, utilizar el tempo exacto y aprender a tocar la flauta con la soltura de una sinfónica... todo ello llevará tiempo... salvo que aparezca ese flautista, antes de que los fulanos ratones acaben por copar ese latifundio  mal llamado Democracia, donde la realidad,  me muestra  una Autocracia..


... Creo que por desgracia, esos ratones de los que hablo, están  bastante "avarizados"...











viernes, 13 de abril de 2012

Pablo y sus primeros pasos en la formación musical


   
   El día 4 de abril, atravesé esa línea infranqueable del tiempo, y me sentí protagonista en el Conservatorio Profesional de Música de Jaén, tras haber asistido al "Cuento musical", que ofrecieron todos los alumnos que habían participado en el "Curso de iniciación a la música".  Este inusual (y agradable) evento, fue impartido por la Fundación Barenboim- Said. 
   Esa línea fue franqueada, porque Pablo estaba allí arriba, en el Paraninfo, en la moqueta donde tantísimas veces yo, había intervenido con la Orquesta de Cuerdas...  En el preciso instante en que yo afinaba mi violín, Pablo estaba tocando el piano, justo detrás, junto con otros compañeros; de una forma didáctica apropiada a su edad: jugar aprendiendo, aprender jugando... El mismo piano que tantas veces yo, había aporreado. La misma moqueta que yo había pisado, cuando Pablo ni siquiera existía, y sin embargo ya estaba allí... Fui muy feliz en esos momentos y traté de visualizar el futuro; pero desistí de ello para disfrutar del momento: Pablo había participado en un cursillo muy breve (tres días de duración), pero intensivo, y donde tuvo la oportunidad de tomar contacto con los instrumentos en las clases de Violín, Piano y Percusión.

   Creo que aún hoy, Pablo no es consciente de lo que sin duda aprendió; pero estoy seguro que algún día recordará con agrado este pequeño paso por el Conservatorio de música, y lo que ello conlleva... ojalá se aprenda el camino muy pronto.

   Siempre pensé que las casualidades no existen; pero sea como sea, estaremos muy agradecidos por vivir  momentos en los que suceden cosas como esta.

 
   El vídeo presenta un pequeño resumen de la actuación por parte de alumnos y profesores. El cuento musical, está incompleto debido al mal sonido. Tampoco la calidad de imagen es la ideal, ya que habría necesitado un trípode, y tal vez otra cámara, con la que poder hacer luego un montaje desde dos ángulos distintos... incluso mejor, un cámara de televisión profesional... Me apañé con lo que había, y quise centrarme más en el protagonismo de los pequeños, y futuros músicos... estoy seguro que muchos de los allí presentes, lo conseguirán en un futuro cercano.

http://www.barenboim-said.org/es/inicio/index.html




lunes, 2 de abril de 2012

El día que mi madre se encontró con Kubala



   Siempre he creído a mi madre. Siempre me ha transmitido la seguridad que necesitaba para crecer y cual personaje de fábula, la creería si me dijese que ha visto a un ángel, a mi padre hablando en perfecto inglés, o si me contase cómo me enseñó a volar.

   La tengo que creer cuando cuenta sus historias, y siempre (como dice mi hermano menor) en rigurosa "versión original", o lo que es lo mismo, con todo lujo de detalles: hora del evento, color del cielo en el justo momento, personajes que aparecen en la obra (contando a su vez, la historia de cada personaje que envuelve la misma), así como detalles esenciales para que la obra funcione... todo esto, con el propósito de asegurarse la credibilidad de los que atónitos e incrédulos, asistimos a sus sentencias socráticas, de andar por casa. 

   Yo, cual Platón del habitáculo eventual y moderno del siglo XXI, en mi casa, con mi cámara, grabando aquello de "Yo también vi a Kubala".


   
   ¡Cómo voy yo a dudar de que mi madre tuviese un encuentro con el famoso jugador del por entonces F. C. Barcelona, que visitaba la ciudad de Jaén para disputar un partido (en riguroso blanco y negro), de la temporada 53/54...! ¡El R. Jaén en primera división, y Kubala, perdiéndose por el barrio de las protegidas...! ¿En qué andaría pensando el Sr. Kubala cuando se encontró de frente con mi madre?

http://www.resultados-futbol.com/foto/partido-real-jaen-barcelona-en-centro-ve-kubala_340169






viernes, 23 de marzo de 2012

Fraguado a yunque y martillo



Creo que mi familia no me entiende. Creo mejor, que no me escucha.

Cuando hablo con alguno de los miembros de la misma, surgen temas diversos y en ocasiones la conversación se vuelve difícil e incluso a veces, algo surrealista.
   
Digo yo: -"He batido el crono de los 60 metros lisos, en las pistas de atletismo"...  -"Me han seleccionado para leer en público, mi primera redacción sobre el cambio climático".
Mi padre dice: -"¿Vistes el partidazo del Barça de anoche...? Y los dos penaltis que le hicieron a Messi... ¡El árbitro no pitó ninguno de los dos, oye!
Cambio entonces de estrategia y le cuento a mi madre: -"Esta mañana llamaron a mi puerta, y al abrir, me encontré a dos extraterrestres. Les invité a pasar. Dialogamos... me dijeron que venían de la constelación de Sirio..."
Mi madre dice: -"¿Y Ana... cómo está? ¿Y Pablo?


lunes, 19 de marzo de 2012

Con los pies descalzos



   Desconfiad de todo aquel que dice: "Yo tengo los pies en el suelo"... Prefiero pensar en la diversidad inequívoca de aquel que como tú, como yo, se equivoca más de lo deseado. Con los pies en el suelo, es una verdad a medias, pues realmente no tocamos suelo, ya que utilizamos en todo caso la suela del zapato, zapatilla o chancla (inclusive con calcetines)... Prefiero aseverar que "tengo los pies descalzos". Es como decir que estoy tocando suelo firme y capaz de sentir el frío cemento de una acera o el templado terrazo de mi casa. Sentir el polvo de una vereda o el fino grano de arena en un parque y esquivar a la hormiga para no pisarla.

  Si como afirman recientes estudios científicos (véase el documental "¿Verdadero, o falso?), recientemente emitido por la 2 de TVE. (y que ahora lo podéis ver en el enlace que os dejo), donde se afirma que los humanos mentimos por término medio una veintena de veces al día (los que más), y sólo unas tres veces los que menos, habría que utilizar el "Mentidómetro" más a menudo. Si no se ha inventado aún, la ciencia nos lo debería procurar ya. Un cacharrito similar a un móvil (que tanto gusta a todo el mundo), y que encendiera alarmas con cada embuste: estridencias garantizadas entre el populacho y sonrojos varios... ¡Otro gallo nos cantaría!  
   Si vamos por la vida utilizando sentencias para colocarnos en el Olimpo de los impolutos y osados portadores de verdades, creo que es mejor utilizar la fórmula de "Soy de todo lo que Ud. quiera, menos político"... tenemos mucho camino recorrido pues en tal caso, estaremos tal vez por debajo de esa media diaria, y nos acerquemos a las tres metirijillas por días.


   Por si alguien lo duda, sobre mi vídeo, ya avanzo yo que tiene mucho de verdad, y también alguna que otra mentirijilla (que decíamos de pequeños); yo diría que más de dos o tres. Pero no es menos cierto, que donde parece existir una verdad irrefutable es posible que sea mentira, y viceversa.


http://utopazzia.blogspot.com.es/p/documentales.html 



viernes, 17 de febrero de 2012

Un homenaje involuntario a Tàpies


   El tiempo  que tardas en tomarte un café, es suficiente para llevarte una agradable sorpresa. Ésta, llegó mientras percibíamos ese aroma inconfundible de la vieja cafetería, al tiempo que echaba mano de un pequeño bloc de notas, para que nuestro hijo se entretuviese realizando algún dibujo. 

   Nos gusta saborear un café las tardes de los viernes y detener el tiempo, para hacer un recorrido mental por lo que ha sido la semana. Entre sorbo y sorbo, charlamos y Pablo dibuja en ese pequeño bloc. Él se abstrae generalmente con dibujos indefinidos o ideales, y tampoco parece transcurrir ese tiempo que durante días anteriores, se evapora delante nuestra arañando fatigas, luces y sombras, y dejando a nuestros pies algo empírico: es el premio diario, que apilamos los fines de semana. 

   Cuando Pablo comenzó este dibujo, me hizo recordar a Antoni Tàpies, recientemente fallecido, porque de forma casi accidental fue a caer algo de azúcar sobre el papel donde Pablo garabateaba. Ésta quedó adherida al mismo, pues él gusta de utilizar el "Típex" que siempre lleva mamá encima para adornar sus  casi, intraducibles dibujos. Muy poco tardé en advertirle de que su obra, tenía cierta similitud con las de Tàpies; con la diferencia que en este caso, era azúcar en lugar de tierra; algo más agradable de saborear, que el barro. Tal vez en la inocencia de sus casi siete añitos, reside la alegoría por la transición en su etapa de crecimiento y madurez: bienvenido a la tierra.

   

miércoles, 8 de febrero de 2012

Sin sublimación


   Nunca me gustó la publicidad, aunque para ser justos, creo que estamos rodeados y me atrevería a decir, que sin posible escapatoria. Incluso sin darnos cuenta de ello, nos invaden con los productos que nos harán más felices, si somos raudos en ir a buscarlos. Esto de la publi, hace muchos años que ha ido mejorando, evolucionando (inversamente proporcional al ser humano) y existe tal vez, desde que hubo al menos, dos protozoos, prestos al negocio. Desde que el hombre puso pie en este planeta (no sabemos con certeza si pisó antes otro), trabajó en ello. Luego se las ingenió para utilizar esta publicidad sin que nos diésemos cuenta de ello: ésto se llamó subliminar...

  Tenía mi blog 2, en un rincón que debería servirme de desahogo y que lo llamé "Utopazzia"... me encontré en él todo tipo de publi; incluso la subliminar; pero lo que no pude soportar fue que mi musa me pusiera sobre aviso de una publi para nada "subli": vídeos de alto voltaje y dimensiones descomunales de los que allí se apareaban. Como es de lógica, no podía consentir (dañaba la vista, pues no era el "rincón" idóneo para ello) que mis entradas, vídeos pre-Utopazzo y otras lágrimas pegadas a ese blog, estuviesen ilustradas por unas imágenes, que no elevan el espíritu precisamente. Por ello, eliminé el blog, y transporté todo cuanto pude a este nuevo rincón, donde al parecer no es invadido por aquella felicidad que nos quieren vender...

    ¡Bienvenidos a este nuevo rincón!





La pared

  Editado originalmente, el 24 de enero de 2012
   Pablo es encantador, como sólo él. Y lo digo yo, que aun siendo su padre, estoy convencido que si no lo fuese, y lo conociese como lo conozco, opinaría igual. Hoy, cerca de los siete años, se expresa muy bien y hasta sorprende a menudo con frases y preguntas que descolocan, y se podrían catalogar como extraordinarias para su edad.
   Cuando aún no había cumplido los tres años, nos sorprendió con una perorata de las suyas, donde venía a abrir un debate (estoy seguro que intencionado por su parte…) sobre qué nos quería contar: “la pared hace monés”… se entiende perfectamente casi la totalidad de su conversación con sus progenitores, y todavía hoy, andamos intentando descifrar qué significado tiene ese de “la pared hace monés” …
   Por suerte, como siempre digo, y me alegro de ello, llevo mi cámara conmigo cual extensión de una extremidad superior, aunque en este caso era bastante fácil de registrar el evento, pues estábamos en casa; pero mi máxima en estos casos, se resume en “no salga nunca sin su cámara”: la prueba, registrada con todo detalle…
 A ver si alguien es capaz de “traducir” esas frases que se cuelan en su aprendizaje diario.

La dichosa caja de gusanillos

   Editado originalmente, el 21 de noviembre de 2011
   Recuerdo la dificultad que presentaba aquella caja de gusanillos. Fue durante la navidad de hace siete u ocho años. Nunca, nada tan fácil como abrir una caja, se presentó tan difícil: mi padre creía que era "coser y cantar", pero nada. Por suerte, allí estaba yo con mi vetusta cámara para inmortalizar el momento. Algo bastante normal, dentro de la anormalidad que nos acompaña día a día.
   Desde entonces, no tengo duda alguna (conociéndome -y pueden aseverarlo aquellos que me conocen-) que los genes paternos, me identifican por completo. Otro día, hablaré de los maternos...

Ya están aquí... (¿Vienen a salvarnos?)

   Editado originalmente, el 28 de noviembre de 2011
   Siguiendo con mi viaje hacia el pasado más reciente, encontré este pre-Utopazzo, donde de nuevo, está presente el melón, que parece perseguirme... esta vez, como un objeto extraño (a priori) donde luego deja al descubierto su origen.
Condenados a observar una pantalla confusa, y donde la realidad no se presenta nada clara: se siente, pero no se ve; se entiende, pero no se comprende... en fin, más mensajes llegados, desde ese universo cual barra de bar, donde las posibilidades de que te sirvan lo solicitado, sean casi nulas... aun así, sintamos respeto por la cerveza... si llega.
 ¿Quién dijo que no existen los extraterrestres?

La lucha

   Editado originalmente, el 22 de noviembre de 2011
Me encontré con un objeto frente a mí; concretamente era un objetivo... estaba registrando mis movimientos, siguiéndome. Me propuse luchar, defenderme, casi con un ataque intencionado... pero ¿qué era el objetivo, sino una proyección mía? ¿Acaso no me reconocía en él? ¿Creía entonces que podría vencerme a mí mismo?


Traté de ocultarme, pero fue inútil, en vano... fue entonces cuando decidí dar marcha atrás y volver al presente.

El cuadro que quería pintar Velázquez

  Editado originalmente, el 18 de noviembre de 2011
   Me encontre, durante mi búsqueda, con esta imagen que pareció atravesar la barrera del tiempo, y a un pintor memorizando la escena para un boceto. Cuando llegó a Palacio, y se dispuso a trabajr con ello, la parte censora; por un lado la oficial, y por otro la suya propia, evitó que Las Meninas, apareciesen entonces como había pensado en un principio...

 Pincha en la atemporal fotografía, para sobredimensionarla más.

Desahogo uno

    Editado originalmente, el 14 de noviembre de 2011

   Por fin tengo la lupa que me permite leer la letra pequeña: todo papel escrito, pautado, serigrafiado e incluso mojado, lleva inevitable e intrísecamente, letra pequeña.

   Por fin llegué a comprender por qué siempre trropezaba en la misma piedra, inclusive cuando ésta, era retirada de mi vista. Cuando era arrojada a un pozo sin fondo, o lanzada al vacío para perderla para siempre: nunca creería que aparecería frente a mí, sin darme cuenta de ello, hasta tropezar con ella... ahora, para no tropezar, me he propuesto cambiar los papeles establecidos...


   Desahogo uno


   Siempre busco la letra pequeña, aunque siempre hay queso por medio...